Las Leyendas de Guatemala


Dentro de las leyendas de Guatemala y como toda región centroamericana se relata las aventuras y desventuras de personajes físicos y metafísicos correspondientes a personas, animales o cosas quienes, aunados a la mitología maya en el sincretismo indígena, se presentan más que para entretenimiento como una forma de educar a los oyentes y rectificar caminos mal trazados.



  • La Llorona

Según el mito, la Llorona se aparece vestida de blanco y con el rostro cubierto por un velo. Camina de forma lenta hasta acercarse a un lugar con agua, en el cual desaparece. En una de las versiones de la leyenda, se afirma que el nombre de dicha mujer era María. Ella pertenecía a la alta sociedad y estaba casada con un hombre adinerado y bastante mayor que ella. Además, erra costumbre de esta mujer despilfarrar las riquezas de su esposo y divertirse frecuentemente en fiestas y eventos sociales. Durante sus años de matrimonio, la pareja tuvo dos hijos. Inesperadamente, el esposo de María falleció y la riqueza se fue terminando. Luego de vender sus pertenencias, la mujer no halló forma de seguir alimentando a sus hijos. Por lo que un día les hizo creer que los llevaría de paseo. Al llegar al lugar que tenía planeado, arrojó a los menores a un caudaloso río en el que murieron. La mujer abandonó el lugar, pero el remordimiento la hizo regresar y tirarse también al río. Continúa la leyenda afirmando a partir de la medianoche, su alma deambula por las calles de Guatemala llorando y gritando...



  • El Cadejo

El Cadejo es el espíritu que cuida el paso tambaleante de los hombres ebrios que deambulan por la noches. Este les ayuda a encontrar el camino a sus casas. Se dice que es un ser en forma de perro, negro, lanudo, con casquitos de cabra y ojos de fuego.

En la tradición oral se afirma que existen dos tipos de Cadejo, uno malo y diabólico que es de color negro y cuida de quienes ingieren bebidas alcohólicas, y uno bueno cuyo color es blanco y su trabajo es proteger a niños y mujeres.



  • La Siguanaba

Esta criatura de la mitología guatemalteca se presenta a los hombres infieles como una mujer de hermoso cuerpo y cabello largo. Pero cuando la observan de cerca, tiene rostro de caballo.

Según la leyenda, La Siguanaba se aparece frecuentemente en áreas solitarias, especialmente en barrancos. Esto se debe a que es ahí a donde atrae a los hombres para luego arrojarlos, haciendo que pierdan la vida y el alma a favor de ella.



  • La Tatuana

la historia de La Tatuana cuenta acerca de una mujer acusada de brujería, motivo por el que fue encarcelada y sometida a las leyes de la Santa Inquisición. Se dice que por haber sido acusada de brujería y encarcelada, la mujer se volvió loca e hizo un pacto con el diablo. Este ser la liberó de la cárcel. Además, la condenó a vagar eternamente sobre un barco en los días de lluvia.



  • El Sombrerón

El Sombrerón es un hombre de muy poca estatura que siempre viste de negro, utiliza un cincho grueso y brillante y un par de botas que dejan un ruido estruendoso a su paso. En la cabeza lleva un sombrero de grandes proporciones, el cual esconde su mirada y sus intenciones y al hombro una guitarra.

El Sombrerón recorre las calles y los barrios de Guatemala acompañado de cuatro mulas. Su propósito es enamorar a jóvenes mujeres, especialmente a las de ojos grandes y cabello largo. Las enamora y atrae interpretando canciones con su dulce voz y los mejores acordes de su guitarra.

Se dice que este ser concreta su hechizo al amarrar las cuatro mulas frente a la casa de la joven de la cual se ha enamorado. Las jóvenes al notar la presencia de El Sombrerón, quedan embrujadas e hipnotizadas por él, quien luego las persigue, les trenza el cabello, no las deja comer ni dormir.

El final para quienes caen en el hechizo de El Sombrerón es la muerte.


  • El carruaje de la muerte.
Después de un largo y arduo día de trabajo en el campo, Mario se dirigía a su casa en la ciudad. Ya casi anochecía y caminaba de prisa. Poco antes de llegar a su casa escuchó el sonido de un carruaje muy cerca, lo que era muy normal en aquella época. Pero este sonido era diferente, sintió mucho temor. Corrió y decidió esconderse en el parque, detrás de los árboles.

Sin darse cuenta, Mario pasó la noche en el parque. De repente, despertó por el frío que sintió y recordó lo ocurrido la noche anterior. En ese momento pensó que temerle a un carruaje había sido algo absurdo. Se levantó y fue a su casa.

Los días pasaron y Mario no podía olvidar lo ocurrido, así que decidió contárselo a un amigo. Al escucharlo el amigo también le compartió lo que contaba la gente al respecto. Dicen que por las noches se escuchaba a un carruaje ir a toda velocidad y que iba recogiendo a la gente que moría, era conocido como El Carruaje de la Muerte.

Mario no se quedó tranquilo y junto con su amigo decidieron esperar esa noche y así confirmar si los rumores eran ciertos. Se encontraban en parque bajo la noche fría y solitaria cuando comenzaron a escuchar el sonido de un carruaje. Poco a poco pudieron verlo, cada vez más cerca. En efecto, se trataba de un carruaje negro, tirado por caballos negros y con un conductor vestido completamente de negro también.

Cuando por fin el carruaje estaba frente a ellos, el conductor los observó fijamente y ambos hombres se desmayaron. A la mañana siguiente, despertaron de frío. Desde entonces, tanto Mario como su amigo se esconden donde pueden cada vez que escuchan el sonido de un carruaje, sobre todo por las noches.



  • El hombre del más allá
Cuenta la historia de dos mujeres, madre e hija de recursos escasos y trabajos sencillos; la hija vivía con el deseo de llegar a ser una mujer de sociedad y tramaba la forma de tener dinero sin esfuerzo alguno. Una noche la hija estuvo a punto de cumplir su sueño, pero por el egoísmo y la ambición del dueño del dinero enterrado en secreto, la condenó por la eternidad y perdió la oportunidad de obtener su sueño. Anteriormente, se acostumbraba a esconder los ahorros, enterrándolos y al morir la persona, solo ella se llevaba el secreto de la ubicación del mismo, así que al descubrir el dinero la señorita y ver sus malas intenciones el alma la condenó por la eternidad.



              


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